¿Qué son empresas de reducida dimensión y cuáles sus ventajas fiscales?
Las empresas de reducida dimensión suponen el 95 % de todo el conjunto societario español. Por eso, resulta lógico que tengan beneficios en el Impuesto de Sociedades y ayudas por parte de diferentes organismos. A continuación, vamos a ver qué son estas empresas y cuáles esas ventajas.
¿A qué se denomina empresas de reducida dimensión?
Reciben este nombre aquellas sociedades mercantiles cuya cifra de negocio ha sido inferior a 10 millones de euros en el ejercicio anterior. A su vez, esta cifra es la cantidad neta que una empresa obtiene por sus actividades ordinarias después de restarle el IVA y otros impuestos de tipo indirecto.
Más concretamente, se obtiene a partir del volumen de ventas sin IVA al que se restan las devoluciones de las propias ventas, los rappels y los descuentos. Tampoco se computan como ingresos las subvenciones destinadas a fomentar la inversión, aunque sí cuando están relacionadas con el precio de productos. Igualmente, no se incluyen en los ingresos los obtenidos por la venta de activos.
Por otro lado, si una empresa supera los 10 millones de cifra de negocio en un ejercicio fiscal, podrá seguir acogida a las ventajas de las de reducida dimensión durante los tres periodos impositivos siguientes.
Beneficios fiscales para las empresas de este tipo
Las empresas de reducida dimensión vienen tipificadas en el Capítulo XI de la Ley 27/2014 del Impuesto de Sociedades. En su articulado, se contemplan, asimismo, las ventajas fiscales a que pueden acogerse este tipo de entidades. Esos beneficios son, fundamentalmente tres:
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- Reserva de nivelación.
- Deducción de pérdidas debidas a deterioro de los créditos por posibles insolvencias.
- Libertad de amortización de elementos nuevos del inmovilizado material e intangible, así como de inversiones inmobiliarias.
Reserva de nivelación
Este instrumento permite reducir la base imponible del Impuesto de Sociedades en un 10 % de su cuantía. Tiene como límite un millón de euros. No obstante, tal minoración ha de añadirse a la propia base imponible en los cinco años siguientes al que se ha aplicado.
En cualquier caso, es una herramienta ventajosa, pues facilita que las empresas reduzcan su carga fiscal en los periodos impositivos en que tengan más beneficios. Esto, a su vez, les permite crear un colchón financiero para épocas de menores ingresos.
Deducción de pérdidas debidas a deterioro de los créditos por posibles insolvencias
Se permite a estas empresas deducir las pérdidas que estiman por insolvencia de sus clientes. Esto reduce su base imponible y, como resultado, su carga fiscal. También es muy importante para las pymes. Es habitual que afronten impagos de sus clientes y, con esta medida, se las protege contra ellos y se contribuye a su estabilidad financiera.
Libertad de amortización de elementos nuevos del inmovilizado material e intangible y de inversiones inmobiliarias
Se denomina amortizar a distribuir el coste de un activo a lo largo de su vida útil. Con esta libertad, se facilita a las empresas acelerar el proceso de tal forma que pueden deducir cantidades mayores en los primeros años de vida de ese activo. A su vez, esto rebaja la base imponible y, con ello, la carga fiscal en esos periodos impositivos.
En conclusión, se considera empresas de reducida dimensión a las que tienen una cifra de negocio inferior a los 10 millones de euros. Hemos visto las más relevantes ventajas fiscales a que pueden acogerse. No obstante, si tiene alguna duda respecto a este asunto o a cualquier otro de tipo fiscal o laboral, consúltenos en nuestras oficinas de Oviedo o Gijón. Estaremos encantados de atenderle.
Fuente: Espacio Pymes.